jueves, 27 de agosto de 2015
Cómo elegirlos los mejores juguetes para un bebe
Dada la importancia del juego, la elección del juguete no puede dejarse al azar o seguir los dictados de la publicidad.
Cuando se vaya a comprar un juguete a un niño hay que buscar los que son recomendados para cada edad, los que llevan la etiqueta CE que garantizan su seguridad y elegir aquel que se ajuste más a lo que queremos potenciar en el niño.
Hoy en día algunos juguetes son tan perfectos y sofisticados que pueden “jugar solos” y convierten al niño en un simple espectador, que acaba aburriéndose y abandonándolo en un rincón.
Por todo esto, para que un juguete resulte beneficioso debe cumplir las siguientes funciones:
- Divertir e interesar al niño.
- Despertar y activar sus facultades
Para más información se puede consulta la guía AIJU (Instituto Tecnológico del Juguete)
Recuerda:
-El niño tiene que ser el protagonista, el juguete debe ayudarle a jugar más y nunca sustituir su acción, dándole las cosas hechas o acabadas.
-Partir de las necesidades y preferencias infantiles y no de los gustos de los adultos.
-Tener en cuenta la edad del niño y su nivel madurativo.
-Regalar juguetes variados que desarrollen funciones diferentes
-Cuidar que los juguetes sean sólidos, seguros y duraderos, para ello es imprescindible que lleven la marca CE.
-No saturarle, sino dosificar el número de juguetes para no mantener la ilusión e interés.
-Hacer que se responsabilicen de sus juguetes. Buscar un lugar para que los guarden y ordenen y que se encarguen ellos de recogerlos y cuidarlos
-Regalar libros, los cuentes le introducen en un mundo fantástico, a la vez que potencian la atención y enriquecen su vocabulario
Usar el mejor juguete para los ninos
No sólo es importante jugar, también hacerlo con juegos adecuados a cada edad y situación
Jugar es sin lugar a dudas la actividad más importante, transcendental e insustituible de cualquier niño. A través del juego mejora su lenguaje, destreza, inteligencia e imaginación, aprende a conocerse a sí mismo y al mundo que le rodea, se motiva a superar retos y consigue integrarse en la sociedad de forma gradual.
Un niño que no juega, que no tiene juguetes, tendrá menos capacidad para desarrollarse tanto física, como mental e incluso socialmente.
Por eso elegir bien los juguetes es muy importante. No sólo deben entretener y por supuesto ser seguros, sino también deben ser adecuados a la edad del niño y ser capaces de desarrollar sus facultades.
Para ello existen varios tipos de juguetes:
Juegos de movimiento: canalizan la necesidad de movimiento del menor, dando más seguridad a su cuerpo, mejorando su equilibrio y desarrollando sus músculos
Juegos simbólicos: Son aquellos que crean situaciones. Permiten a los niños imaginar todo tipo de aventuras en una realidad diferente a la suya. En estos juegos pueden curar, comprar y vender, pilotar, cocinar o explorar la selva, lo que desarrolla su imaginación, lenguaje e inteligencia.
Juegos de construcción: bloques de madera, castillos de arena, cabañas o figuras de papiroflexia… con ellos el niño aprende a utilizar los objetos que tiene a su alrededor y le sirven de ayuda para desarrollar la capacidad de atención y concentración, así como a aprender las relaciones espaciales.
Juegos de reglas sociales: en equipos o individuales, de mesa o en la calle, todos ellos se rigen por reglas especificas y son un medio para que el niño aprenda a respetar a los demás, a jugar en grupo, a socializarse y respetar las normas.
Sea del tipo que sea, cada juego es adecuado a una edad y un juguete dado a un niño a una edad que no le corresponda no sólo no le divertirá, sino que tampoco le permitirá desarrollar las facultades y capacidades para lo que están pensados.
El juego, algo muy serio
Entre las capacidades que se desarrollan a través del juego destacan las sensoriales, ya que el niño comienza a conocer el mundo a través de los sentidos y manipular los juguetes le ayuda a potenciar sus sentidos
También se desarrolla la psicomotricidad y en la primera infancia al jugar se perfecciona el movimiento y el equilibrio. Para ello hay que buscar juegos que potencien la motricidad gruesa, que supone la adquisición y coordinación del control global de todos los movimientos del cuerpo (arrastre, gateo, andar, correr, trepar, pedalear), así como la motricidad fina que se refiere a los movimientos que requieren más precisión, concentración, habilidad manual y coordinación de ojos y manos.
Además, jugar permite también un desarrollo cognitivo, potenciando la atención, la memoria, la creatividad, el simbolismo, el lenguaje y la expresión, la organización espacial y el reconocimiento y diferenciación, así como la relación causa/efecto.
Jugando el niño consigue también un desarrollo social, ya que se relaciona y aprende normas, a ganar y perder, a esperar su turno, a seguir unas reglas…. Todo ello muy útil para su vida adulta.
Por último, hay que destacar el desarrollo afectivo. Todos los juegos van unidos a una cierta carga afectiva y fomentan la expresión espontánea de la personalidad, la descarga de tensiones o el desarrollo de la autonomía.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)